“La gente dice que The Durutti Column es esto o aquello. No me importa, siempre que hagamos buena música. Hay feedbacks aullantes sobre algunos tracks, guitarra heavy metal, punteos españoles. No es solo este viaje etéreo. No escuches la forma, nunca escuches la forma. Escucha el contenido ".
VINI REILLY
En los 90 cuando salían las reediciones de Spacemen 3, el box set de Cocteau Twins y hasta Dead Can Dance llegaba a performar en Argentina, Vini Reilly y The Durutti Column fungían de estandarte del buen gusto, eso que se llama precisión y atrevimiento. Proveniente de Manchester y de una base, los ochentas, en la que la grey transitaba por la new wave y su pop de peluquería, Reilly escribió documentos que, al amparo de Tony Wilson de Factory Records, morfeaban horizontes emparentados con el jazz, el minimalismo y la electrónica. En discos como "Amigos em Portugal", "LC" o "The Guitar and Other Machines" Vini plasma su aislacionismo post-punk.
"Sex and Death" publicado el esplendoroso 1994, en pleno auge del post-rock y caída del shoegaze, seguirá siendo para Wil Volador uno de los discos más hermosos que escuchó jamás. A la par de cualquier gema de Slowdive, His Name Is Alive o Swallow, tal vez incluso superior a todos ellos. Se trata de un álbum básico para comprender a cabalidad la década que vio florecer colectivos etéreos y vanguardistas a lo largo del planeta, un acetato con en el que Durutti Column auspicia el reentré de la segunda etapa de Factory, Factory Too, en donde es apuntalado por músicos tales como John Metcalfe (viola), Peter Hook (Joy Division/New Order) y Martin Jackson (Magazine, Swing Out Sister) en las programaciones.
Ciertos nombres son una pauta de lo que viene, "Beautiful Lie" y "The Rest of My Life": enajenadas guitarras a veces rasgantes y distorsionadas, otras simplemente preciosas como en jornadas anteriores, percusiones modernosas y también en la línea jazzística cara para Vini, voces grandilocuentes en su rotunda belleza, gracias a Ruth Ann Boyle (Olive), Rob Gray y Cowie Eastwood, terminan por construir el paisaje de una música imposible, de guitarra ambient, frágil como las ensoñaciones y vibraciones que transmite.
Sucede mucho en este disco. Manantiales, pero sobre todo mucho celeste y sangre. Y al terminar serás bastante más viejo y experimentado pero estarás entrando al reino de la juventud etherna. La utopía es así. Mi favorita y vaya que haberla escuchado a los 17 años fue impredecible: "Believe In Me".
¡Larga vida a los prístinos 90 por siempre escucharán!
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