A las dos de la mañana del miércoles 12 de Abril, una columna de 50 a 60 senderistas atacó por grupos, al distrito de Chongos Altos. Un grupo detuvo al ómnibus que partía de Chicche hicieron prisioneros a un número de 20 comuneros que viajaban a Huancayo: les obligaron a bajar del ómnibus, les quitaron su libretas electorales y tras compararla con una lista los detuvieron y mancordados, los trasladaron de regreso al pueblo de Chongos Alto. Allí otro grupo había capturado el pueblo y en él se encontraban otros prisioneros de Chicche, Llamapsillon, pueblos muy cercanos a aquél.
Al momento de detenerlos y capturarlos, los senderistas les gritaban y proferían insultos y sentencias que no cesaron hasta el momento en que se retiraron del pueblo: "Así que quieren organizar rondas campesinas"; "con que querían agarrarnos"; "todos los representantes del Estado viejo los vamos a matar"; "con que quieren empresa comunal y multicomunal"; "ustedes están con los miserables de la CCP, de Luna Vargas, de Izquierda Unida, de Alan García"; "ustedes están con el Estado viejo".
Los detenidos eran más de 20. Todos ellos estaban atados y confrontados a una lista de 60 comuneros a los que Sendero había condenado a muerte. De esos 20 detenidos, fueron separados doce que sí estaban en la lista. Todos ellos autoridades y ex autoridades distritales y comunales de Chongos Alto, Llamapsillon y Chicche; o simplemente comuneros de reconocida trayectoria de lucha. Los sentenciados fueron echados al suelo y muertos con balazos en la cabeza y espalda.
¿Cómo explicar estos hechos? ¿Por qué la agresión directa a la comunidad y el ataque contra la CCP Luna Vargas, Izquierda Unida, tal como fue enfatizada por la columna senderista.
TIERRA Y DEMOCRACIA COMUNERA
Las comunidades de la margen izquierda del Valle del Mantaro tienen una larga y rica historia. Entraron con fuerza a la es cena política nacional con las formidables luchas comuneras por la tierra en la década del sesenta. Contra las grandes y modernas sociedades ganaderas que luego la reforma agraria las transformó en SAIS del centro. A comienzos de la década del ochenta, estaban frustradas sus expectativas de que, a través del modelo SAIS, se solucionaran sus problemas de tierra, empleo e ingresos.
Afirmados en su autonomía y convencidos de la justeza de sus demandas reanudaron el camino de la lucha por la tierra. Basados en su legítimo derecho de ser socios de la empresa, ganaron la conciencia de los trabajadores y pastores de la empresa para que ellos se integren a las comunidades (muchos de ellos eran de origen comunal) y así beneficiarse del proceso de reestructuración. Recurriendo nuevamente a todos aquellos que mostraran simpatía o simplemente dieran aprobación a su reclamo de tierra. Todo, en fin, con el objetivo de lograr la tierra para la comunidad. Conseguir esto los hacia más fuertes y reafirmaba la conciencia de que la comunidad era fuerte y para siempre; que lo demás era pasajero y coyuntural.
Lamentablemente, desde el lado de la izquierda y de sectores progresistas se prefirió la SAIS antes que a las comunidades campesinas; y al hacerlo, en el momento de las definiciones, se ubicaron contra ellas, defendiendo autoridades, funcionarios y gerentes de dudosa moralidad y comportamiento. Se acusó falsamente que quienes querían reestructurar las empresas asociativas eran terroristas fanáticos, destructores de todo. Se difundió que eran los senderistas quienes estaban en contra de las empresas sin jamás escuchar las demandas comuneras.
Así y todo, quienes resultaron beneficiados no sólo eran los funcionarios de las empresas, sino las fuerzas políticas de derecha del gobierno y del Estado que querían arrasar todo aquello que sirviera de base al senderismo.
Los funcionarios de la SAIS Cahuide y de la Túpac Amaru buscaron por todos los medios convertir sus unidades de producción en bases de operaciones del ejército no sólo para atacar a las fuerzas senderistas, sino, fundamentalmente para impedir que las comunidades avanzaran en el proceso de reestructuración democrática. Y les resultó fácil: la opinión pública, los medios de comunicación, pusieron a las comunidades en el lado del senderismo. El mando político militar de la región del centro, por cierto, tuvo la misma opinión y procedieron a calificar a los territorios de las partes altas de la margen derecha e izquierda del río Mantaro como focos senderistas sin mayor problema. En el mes de noviembre de 1988 el departamento de Junín fue declarado en emergencia y una de las razones que dieron es que habían detectado tomas de tierras en las unidades de las SAIS Cahuide y Tupac Amaru; lógicamente que esto suponía de antemano una calificación a las comunidades campesinas como presuntas bases del senderismo.
GUERRA E IDEOLOGÍA
Debate entre el PUM y Sendero