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miércoles, 28 de julio de 2021

UNA CONVERSACIÓN CON SANTIAGO PILLADO :. No debería sorprender que los medios oficiales busquen invisibilizar el arte y la música pues son vías de empoderamiento y transmisión de energía




Santiago Pillado-Matheu es un personaje de la escena alterna. Creció durante los tempestuosos años de la movida subte, ese escenario que produjo tremendas rupturas y próceres como María T-Ta y Cocó Silvania/Ciëlo. De infante le viene el afán por la experimentación: solía estimular su mente con las radios, silencios y artefactos hogareños. Notable como baterista y vocalista en El Hombre Misterioso y como escultor de sonidos + auras en Sanken Rei, su proyecto junto a Mariana Tschudi; acaba de publicar el soundtrack "La Revolución Y La Tierra", una de las más vibrantes películas peruanas de las últimos décadas, documental para más inri. Feliz 28.


Cuéntanos Santiago, ¿desde cuándo fluye en ti la atracción y el cultivo de las sonoridades relacionadas al arte sonoro y la música experimental?

Hola Wilder, muchas gracias por la entrevista… Pues desde siempre me ha gustado el sonido como elemento de creación. He tenido mucha avidez por los sonidos que se podían generar en la calle, en el barrio, en la casa, en el mercado, en una fábrica. Entonces cuando era chibolo yo fusionaba en mi cabeza el refrigerador, el partido de fulbito, el patrón rítmico de las máquinas de tejer que habían bajo mi casa, la interferencia de la radio que tenía mi abuelo, que era radioaficionado, y bueno, cuando descubrí el rock en la televisión, grababa canciones en mi tocacassette poniéndolo frente a la tele y siempre se escuchaban ruidos externos, respiraciones y conversaciones en las grabaciones. Así que siempre tuve mis antenas muy abiertas a escuchar esos sonidos inesperados, rándom, y crear ritmos y atmósferas con ellos. He tenido la suerte de tener una infancia con bastante contacto con diferentes realidades y lugares del Perú, y siento que pude absorber mucho de lo que ahí sucedía a través de los sonidos. Creo que gracias a eso gusto mucho de componer por capas, integrando insumos de procedencia diversa que me permitan hacer florecer tanto música como arte sonoro, que para mí son lo mismo. 




¿Con qué música creciste o qué escuchabas de chibolo o teen?

De bien chibolo escuchaba la música que escuchaban mis viejos: música clásica, tango, baladas en español, salsa dura, música latinoamericana, nueva trova. Pronto me interesé por el rock y comencé a buscar todo lo que pude, de lo cual me terminó gustando la mitad al final del día. Luego descubrí el punk de The Clash, Pistols, Ramones y el rock subterráneo de estas tierras y me pegué fuerte con eso, con mucha emoción y adrenalina gracias al halo “prohibido” y “peligroso” que representaban en una época que fue bastante peligrosa en la calle (mediados y fines de los ochenta). Terminando el colegio empecé a descubrir muchísima música nueva que no sabía que existía y que abrió mi mente y mi corazón. A partir de allí supe que lo mío no pasaba por géneros ni estilos definidos y que, como decía Bob Marley: “música es música”. 

Tu banda El Hombre Misterioso se caracterizaba por modular su vena funk y jazzy con pinceladas minimalistas y freakys, ¿cómo has abordado la composición del álbum que acabas de publicar en relación con tu discografía previa, qué elementos y herramientas has usado, cuánto tiempo te ha tomado?

Bueno, en El Hombre Misterioso realizamos un trabajo por capas que integra a todo el factor humano que coexiste dentro de la banda, es decir cada quien hace lo que le da la gana y luego vamos filtrando las posibilidades en relación al concepto o los conceptos que queremos transmitir. Eso tanto en la música como en las historias que contamos en nuestras canciones. Y como nosotros provenimos de distintas frecuencias musicales, esta diversidad humana que forma EHM hace que nuestras producciones tomen tiempo: el tiempo que sea necesario para que nos gusten a todos. 

Para el caso de mis producciones personales la cosa es más sencilla, solo soy yo en el punto de partida, con algunas colaboraciones que pido eventualmente, y vuelvo a ser solo yo en el punto de llegada. Entonces aquí mis juegos de collage sonoro y superposición de capas sonoras puedo hacerlos más a fondo. En La Revolución y La Tierra, que acaba de ser lanzado en LP de vinilo por Buh Records, el proceso fue muy rápido. En primera instancia le planteé al director de la película, Gonzalo Benavente Secco, que la música representara la voz de la tierra, dado que las imágenes, que iban bien rápido, me parecía que representaban la voz de la revolución. Entonces la música nace como una sonoridad subterránea, lenta, que te habla desde un lugar más grande que un acontecimiento puntual en el tiempo, pero que a la vez es muy consciente de él. Para eso busqué elementos de música andina que fueran ritualistas para mí y que pudiera tocar, como flautas de armónicos, bombos sicuris, tambores, semillas, cáscaras, chajchas, usé una tanpura que tengo para sostener notas largas, intervení y ralenteé violines afroperuanos que había grabado anteriormente, y utilicé paisajes sonoros de tierra que había grabado en la sierra para proyectos personales. Así busqué generar texturas que puedan sonar contemporáneas y a la misma vez ancestrales, que se integran con loops electrónicos largos, samples, teclados y synthes que siento que me ayudaron a generar por un lado tensión, las tensiones que salen a la luz cuando uno remueve la mierda, y por otro lado dulzura, la dulzura de la tierra y de la gente que está conectada con ella. 

El documental “La Revolución y la Tierra” es además de histórico, fascinante. Lo vi con mi padre (qepd) en Megaplaza cuando fue estrenado y nos hizo vibrar. Justamente el soundtrack que has realizado refleja la tensión entre ese pasado y el presente en base a ritmos y samples amén de una curiosa energía melancólica. Tu opinión sobre la situación reflejada en el documental, el revuelo que causó en los conservas y el ambiente que vivimos ahora con un campesino profesor en la Casa de Pizarro. 

Bueno yo creo que ha sido una película muy necesaria, porque muestra con filmaciones de la época el imaginario tan colonial que se mantiene en el Perú incluso hasta nuestros días. La manera en la que nos cuenta la historia de la república del Perú, desde la independencia de España, deja muy en claro que no había una voluntad de construcción de ciudadanía ni integración de personas ni de saberes, y que por el contrario fue una réplica de la dominación, secuestro y corte de circuitos a una civilización evolucionada por parte de sus conquistadores. En mi opinión el trabajo de investigación, recopilación y edición del material es fabuloso, así como la narración y el guión, entonces siento que es una película que con poco presupuesto ha balanceado las noticias que sobre la reforma agraria y el gobierno de Velasco se dispararon en ráfagas desde la elite más conservadora del país. Yo he visto la reacción de muchos jóvenes sobre las imágenes que dejan en evidencia la situación de semi esclavitud en la que estaba el campesinado peruano, y que no pueden creer cómo un indio le sirve de escalera a un blanco para subir a su caballo. Entonces mucha gente joven ha tomado consciencia de la discriminación y el abuso que sucedía como algo oficial hace no tanto tiempo en el país. 

Y ya que mencionas la coyuntura política actual, pues me parece muy interesante que un profesor y rondero sea presidente del Perú en el Bicentenario además. Creo que Castillo tiene la oportunidad de integrar la diversidad que conforma el país, espero que lo haga, y a la misma vez que todos, desde nuestra humanidad, pongamos nuestro grano de arena para construirnos como una colectividad con ciudadanos al mismo nivel de oportunidades y posibilidades, con justicia y respeto para todxs, sin discriminaciones. 





¿Cuáles son los discos, películas y libros que podrías recomendar a los lectores del blog y que dirías que te marcaron o influenciaron?

Discos: 

The Velvet Underground & Nico de The Velvet Underground. Combat Rock de The Clash. Frank´s Wild Years de Tom Waits. Divididos por la Felicidad de Sumo. Catch a fire de Bob Marley. The revolution will not be televised y I´m New Here de Gil Scott Heron. Tenderness de Kip Hanrahan. Unknown Pleasures de Joy Division. Easter de Patti Smith. Lust for life de Iggy Pop. In My Own Time de Karen Dalton. The Wall de Pink Floyd. Little girl blue de Nina Simone. El disco homónimo de Andrea Echeverry. El disco homónimo de Perotá Chingó. Saludo musical de Los Muñequitos de Matanzas. Stellar regions de John Coltrane. Chinchano de Andrés Prado. Intensidad y Altura: música para banda magnetofónica (sobre un poema de César Valllejo) de César Bolaños. Encantos andinos de Jaime Guardia y Pepita García Miró. The Future de Leonard Cohen


Películas:

Toda la saga de Star Wars. La montaña sagrada y El Topo de Alejadro Jodorowski. Brazil, de Terry Gilliam. Solo los amantes sobreviven, Hombre muerto y Bajo el peso de la ley, de Jim Jarmush. 24 hour party people de Michael Winterbottom. Bastardos sin gloria de Quentin Tarantino. Y la nave va de Federico Fellini. Stalker de Andrei Tarkovski. La muralla verde de Armando Robles Godoy. Sigo Siendo de Arturo Corcuera. Koyaanisqatsi de Godfrey Reggio. Pacificum, el retorno al océano de Mariana Tschudi. Los ojos del camino de Rodrigo Otero. 


Libros: 

Peleando a la contra de Charles Bukowski. Morfina de Mijail Bulgakov. El Almuerzo Desnudo de William Burroughs. Pájaro de celda y El desayuno de los campeones de Kurt Vonnegut. La conjura de los necios de John Kennedy Toole. El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. Lima La Horrible de Sebastián Salazar Bondi. Ese puerto existe de Blanca Varela. Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda. Sobrenatural de Joe Dispenza. El héroe de las mil caras y Diosas de Joseph Campbell. El legado de la sociedad andina ancestral de Mario Osorio Olazábal. 

La inexistencia (o precariedad) de una Industria Cultural en nuestro medio se refleja en el hecho que no existe un órgano impreso o digital enfocado en la música así en general. Los esfuerzos anteriores como Esquina o Caleta son casi lunares si los comparamos con sus pares de otras latitudes que llevan en la escena décadas. ¿Qué fue de Descabellado el sello y la revista?  

Bueno, si consideramos que la cultura y el arte y la música son medios de transmisión de energía y de empoderamiento de nuevos paradigmas, no debería sorprendernos que los medios oficiales y sus discursos traten de invisibilizarlos. Pero, como bien dice Leonard Cohen, “siempre hay una grieta en cada cosa y es por ahí por donde entra la luz”. Siento que las luces siguen entrando y que el Perú, que es un país muy musical y diverso, tiene un universo que se va mostrando a quienes tienen ojos para ver y oídos para escuchar. Y el tiempo es relativo así que ya está sucediendo. 

Sobre Descabellado como sello discográfico y colectivo artístico-musical, pues siento que cumplió un ciclo que para muchos entre los que me incluyo ha sido muy importante y ha dado aportes sustanciales para la integración y puesta en valor de la música independiente hecha en el Perú. Dejamos más de 40 discos editados, de diversidad que va desde el rock y sus múltiples derivados, pasando por la salsa, cumbia, música andina y amazónica tradicional, hasta la música experimental y el arte sonoro. El tema de gestión hizo que el colectivo Descabellado se ponga a un lado, sincere sus capacidades y limitaciones, y permita que cada artista se encargue de sí mismo. Nacimos con el “do it yourself” y hemos vuelto al “do it yourself”. Desde mi perspectiva: un final feliz. 

Sobre la revista Descabellado, pues se hizo un arduo trabajo en alianza con el grupo La República, encargado de financiar y promover la publicación, pero al final no se pudo continuar justo en el momento en el que podía empezar a despegar la cosa. Personalmente, como editor de la revista, me queda la satisfacción de haber aportado por lo menos conceptualmente a la importancia de construir puentes entre las distintas corrientes musicales del país y los distintos lugares donde hay gente que sin duda gustaría de conocer y tener acceso a nueva música y música diferente hecha en el Perú y el mundo. 

¿Difusión o Gentrificación?

Difusión. Integración. Propulsión. 

¿Cuándo por fin el álbum largo del proyecto synth wave que llevas con tu pareja, Mariana Tschudi, SANKEN REI?

El disco que estamos haciendo toca temas profundos que tienen que ver con la oscuridad de la humanidad y con la ternura como la principal posibilidad para poder atravesarla, transmutarla y evolucionar hacia el amor. En este proceso nosotros mismos experimentamos sensaciones que a veces nos toma mucho tiempo transformar para poder salir de allí. 

Cuando el disco vea la luz significará que hemos logrado estar a la altura de lo que dicen nuestras letras, en especial yo porque Mariana, como mujer, tiene la conexión más abierta con la ternura, los ciclos de la vida y la muerte, y los portales multidimensionales de los que todos los seres humanos formamos parte aunque no seamos conscientes (aún) de ello. 

El proyecto Sanken Rei busca desde su concepción la integración de los lados femenino y masculino que tenemos los seres humanos para encontrar nuestro eje, nuestro centro, nuestra esencia. Personalmente estoy trabajando mucho en eso y espero de corazón estar muy pronto a la altura de eso que estamos transmitiendo para que el disco salga a la luz.  

Planes futuros y palabras finales.

Los planes futuros son seguir haciendo música, no-música y arte en diversos formatos. Con Mariana estamos generando material para una película y yo por mi lado tengo proyectos nuevos de música para cine y artes escénicas. Ojalá podamos pronto tocar en vivo con Sanken Rei. Queremos hacer jam sessions y activar el arte de improvisar en forma interdisciplinaria. El objetivo es vivir la vida como un arte. 


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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

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pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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