Después de ejercer durante veinte años como taxista en Washington D.C., el músico etíope Hailu Mergia ha podido reactivar su carrera –interrumpida por un exilio voluntario, huyendo de la dictadura de Mengistu– y dejar atrás un pasado célebre en la escena ethio-jazz de los años setenta. Gracias al sello Awesome Tapes From Africa pudo recuperar para las nuevas generaciones, tanto jazzísticas como indies, sus vinilos y casetes, antes de estrenar este flamante nuevo disco, tras triunfar en directo con un sonido que conecta acid jazz con música pentatónica y el swing con la tradición de los juglares azmaris.
Del mood contemplativo y ambiental en solitario de la casete “Shemonmuanaye” (1985; reeditada en 2013) ha pasado a liderar un trío de jazz, con una sólida sección rítmica integrada por el contundente bajo de Mike Majkowski y la estruendosa batería de Tony Buck, sobre los que él se explaya con órgano Hammond, a la manera de Jimmy Smith, en largos temas como “Gum Gum”. Pero siempre con un fondo de música africana, hipnótica y misteriosa, con el indispensable acordeón en la muy funk “Addis Nat” o mezclándolo con el piano en la declaración de principios que supone “Tizita”, diez minutos que van del cimbreo inicial, como flotando entre humo, con un notable solo de bajo con arco, a una fase electrónica y un final hard bop. También incluye un divertimento disco, volviendo al sintetizador, en el tema titular, y sobriedad al piano en la despedida, “Yefkir Engurguro”, tan emotiva como el mejor Yann Tiersen.
RAMÓN SÚRIO
(Rock de Lux, 372)
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