Pioneros de la música industrial y electrónica, el trío madrileño reescribía cánones en la más aclamada de sus referencias.
Para 1988, año de la edición de su cuarto álbum, Esplendor Geométrico era ya la banda más influyente a nivel internacional de todas las computadas en Madrid durante esa década, movida incluida. Un respetado referente del negociado industrial que en España protagonizaba la paradoja de permanecer ignorado fuera de esferas de culto cuasi masónicas. "Mekano-Turbo" les cogía, pues, tempranamente "consagrados", pero no consumados, como probaría el hecho de que, mientras en el exterior arreciaba la electronic body music y echaba humo la ruta del bakalao, la que se considera todavía su obra maestra esculpía el reverso tenebroso de la cultura electrónica del momento.
Realizadas las características más obsesivas y percutantes del trio, también las más crueles, su elíptica infiltración en las pistas de baile redundaba en una nueva mutación sobre la que también se depositaban invocaciones arábigas y episodios inusualmente introspectivos. Tremendamente físico, pero al mismo tiempo espiritual en su monolítica estilización de formas, la proverbial nostalgie de la boue que cultivaba Esplendor Geométrico por el primitivismo cobraba con "Mekano-Turbo" dimensiones inéditas, inexplorados matices, escribiendo multitud de subtextos y correlatos que muchos copiaron después con aplicada caligrafía.
JAIME GONZALO
RDL 333