Los 16 surcos de electrónica ambiental contemporánea que conforman este nuevo –o más bien inédito- álbum de nuestros paisanos Silvania dejan en el oyente una aureola de paz y belleza a las que Mario y Cocó ya nos tienen acostumbrados desde aquellos asombrosos días en que empezaron a irradiarnos y/o tocarnos allá por 1992-93. En mi opinión este “Campo…” supera los logros de su anterior placa, “Naves sin Puertos”. Y es que se les ve acá más concentrados en crear atmósferas hermosas y cautivantes que en sorprender con artilugios emanados por alguna labor de síntesis digital, materia en la que, debemos decirlo, son aventajados por gente como Autechre, Aphex Twin, Alva Noto, Phoenicia, Otto Von Schirach, Metic, Nick Forté y demás ilustres compañeros de viaje. Empero es bueno saber que Silvania han encontrado un lenguaje propio. Ello había ocurrido ya, en opinión de muchos, inclusive desde aquel “Naves…” que sorprendiera a la crítica musical española al ser nombrado uno de los mejores álbumes electrónicos de la década en la península.
Lo que se sabe es que “Juniperfin” fue una obra dedicada a plasmar sensaciones aéreas, en tanto el “Naves…” se concentró en el tema del mar y este nuevo álbum –que ha sido editado de manera simultánea en México y Perú- está dedicado al ámbito terrestre; alguna vez leí que formaba parte de una instalación en el peregrinaje de el camino de Santiago de Compostela.
He de resaltar los hermosos e ingeniosos samples que han sido escogidos para la confección del presente plástico; escuchamos entre otros a Velvet Underground, Jeannette, Stina Norderstam, etc. Es notorio que la dupla nacional utiliza esas fuentes de una manera muy personal, trastocándolas con los paisajes ensoñadores y vaporosos que nos brindan en cada una de las pistas de este mágico esférico. Y lo de la magia es casi en sentido literal confróntese sino títulos como “Él es eco”, “Otro mundo en el mundo”, “Haz un círculo o un sol” además del artwork utilizado en la decoración del disco, el mismo que nos presenta espirales, unicornios y algo parecido a antiguas pinturas rupestres simulando ser parte de un rito pagano perdido en los albores del tiempo. Habría que recurrir a la gran obra del filósofo psicodélico Terence McKenna para comprender más sobre aquello de la magia ancestral. En fin la inquietud está en ti, amable lector.
A no dudar un excelente lanzamiento de este nuevo sello nacional, Automatic Entertainment, que empieza con buen pie la faena y es de esperar que continúen por el sendero de la vanguardia musical o la mezcla mágica de pop y sueños etéreos; si es que se proponen, claro está, continuar a la altura de los esplendorosos Silvania. ¿Para cuándo, también, la nueva placa de Ciëlo?
Wilder Gonzales Agreda.
PD: por cierto, si deseas saber más... esta reseña y muchas más
están en la última Freak Out! :)