Por Daniel Rojas Pachas*
Ese "hombre endeudado" es quizá la pieza clave de todo el juego, y el que sin duda se moviliza en un delicado equilibrio enfrentando múltiples instituciones en crisis: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. Los ministros de gobierno no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, la industria, el hospital, el ejército, la prisión. Pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Como dice Deleuze: "Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias" (1991).
Chile, desde hace unos años, es el país de las continuas reformas, la reforma de la salud y el plan auge, la reforma del transporte en la capital y el experimental transantiago, la reforma de los créditos universitarios, la reforma educativa, la reforma de la reforma, en fin, lo curioso es que las predicciones filosóficas de Deleuze, fuera de toda paranoia se desarrollan de modo calcado a la pesadilla de cifras y passwords que vimos en películas tan burdas como The Net con Sandra Bullock. El guión es simple. Una joven hacker ve técnicamente borrada su vida cuando por error se inmiscuye con la gente equivocada, la cual en represalia toma el control de todas sus cuentas, las bancarias, el número de seguro social, sus propiedades, etc.
En ese sentido, la maquinaria de una sociedad de control vino a reemplazar las viejas poleas de un sistema medieval y los equipos energéticos afectos al sabotaje y a la huelga de los operarios, imponiendo dispositivos virtuales, software, tarjetas, máquinas informáticas y ordenadores que, claro está, pueden fallar en su programación, ser pirateados o contaminados por un virus. Un ejemplo bastante mundano fue la implementación de las tarjetas de transporte en la locomoción colectiva de Santiago, algo práctico pues elimina la figura del cobrador y el exceso de monedas en los bolsillos, también el riesgo del chofer de ser abordado, entre cuadra y cuadra, por masas depauperadas que actuaban como salteadores en pos de unos morlacos. Sin embargo, este amigable sistema de plástico recargable a través de cuentas de débito que funcionan en línea bajo un password, estilo cuenta rut, o con una cuenta bancaria asociada al número de identificación del sujeto, o la común compra de créditos para la card en locales autorizados; todo ello significa para personas nacidas a principio de siglo y acostumbradas al tipo monetario, algo frenético y desorbitante, pues implica adecuarse a una nueva lógica mental y social, sin contar que en muchas ocasiones dicho sistema ha sufrido denuncias por abonos no efectuados o cobros excesivo al usuario, algo que en escala se asemeja a lo que Felix Guattari postula: "imaginaba una ciudad en la que cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su tarjeta eletrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal". (1991).
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* Lima, 1983. Escritor, Magister en Ciencias de la Comunicación y Profesor de Literatura, egresado de la Universidad de Tarapacá. Reside en Arica - Chile. Ejerce la docencia universitaria. Edita la Revista Literaria Virtual y Editorial Impresa Cinosargo. Ha publicado los títulos: Realidades Dialogantes (2008), Gramma (Cinosargo, 2009), Carne (Groenlandia, España, 2011; Cinosargo, 2011), la traducción de Morgue y otros poemas del poeta alemán Gottfried Benn; y SOMA (México, 2012)
- Extraído de "MANICOMIO SUYAY - Revista de Política y Otras dudas" Julio - Octubre 2012. Año 1 N° 1.
Contacto:
julio.mmd@gmail.com
editorial.infima@gmail.com
Ese "hombre endeudado" es quizá la pieza clave de todo el juego, y el que sin duda se moviliza en un delicado equilibrio enfrentando múltiples instituciones en crisis: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. Los ministros de gobierno no han dejado de anunciar reformas supuestamente necesarias. Reformar la escuela, la industria, el hospital, el ejército, la prisión. Pero todos saben que estas instituciones están terminadas, a más o menos corto plazo. Como dice Deleuze: "Sólo se trata de administrar su agonía y de ocupar a la gente hasta la instalación de las nuevas fuerzas que están golpeando la puerta. Son las sociedades de control las que están reemplazando a las sociedades disciplinarias" (1991).
Chile, desde hace unos años, es el país de las continuas reformas, la reforma de la salud y el plan auge, la reforma del transporte en la capital y el experimental transantiago, la reforma de los créditos universitarios, la reforma educativa, la reforma de la reforma, en fin, lo curioso es que las predicciones filosóficas de Deleuze, fuera de toda paranoia se desarrollan de modo calcado a la pesadilla de cifras y passwords que vimos en películas tan burdas como The Net con Sandra Bullock. El guión es simple. Una joven hacker ve técnicamente borrada su vida cuando por error se inmiscuye con la gente equivocada, la cual en represalia toma el control de todas sus cuentas, las bancarias, el número de seguro social, sus propiedades, etc.
En ese sentido, la maquinaria de una sociedad de control vino a reemplazar las viejas poleas de un sistema medieval y los equipos energéticos afectos al sabotaje y a la huelga de los operarios, imponiendo dispositivos virtuales, software, tarjetas, máquinas informáticas y ordenadores que, claro está, pueden fallar en su programación, ser pirateados o contaminados por un virus. Un ejemplo bastante mundano fue la implementación de las tarjetas de transporte en la locomoción colectiva de Santiago, algo práctico pues elimina la figura del cobrador y el exceso de monedas en los bolsillos, también el riesgo del chofer de ser abordado, entre cuadra y cuadra, por masas depauperadas que actuaban como salteadores en pos de unos morlacos. Sin embargo, este amigable sistema de plástico recargable a través de cuentas de débito que funcionan en línea bajo un password, estilo cuenta rut, o con una cuenta bancaria asociada al número de identificación del sujeto, o la común compra de créditos para la card en locales autorizados; todo ello significa para personas nacidas a principio de siglo y acostumbradas al tipo monetario, algo frenético y desorbitante, pues implica adecuarse a una nueva lógica mental y social, sin contar que en muchas ocasiones dicho sistema ha sufrido denuncias por abonos no efectuados o cobros excesivo al usuario, algo que en escala se asemeja a lo que Felix Guattari postula: "imaginaba una ciudad en la que cada uno podía salir de su departamento, su calle, su barrio, gracias a su tarjeta eletrónica (dividual) que abría tal o cual barrera; pero también la tarjeta podía no ser aceptada tal día, o entre determinadas horas: lo que importa no es la barrera, sino el ordenador que señala la posición de cada uno, lícita o ilícita, y opera una modulación universal". (1991).
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* Lima, 1983. Escritor, Magister en Ciencias de la Comunicación y Profesor de Literatura, egresado de la Universidad de Tarapacá. Reside en Arica - Chile. Ejerce la docencia universitaria. Edita la Revista Literaria Virtual y Editorial Impresa Cinosargo. Ha publicado los títulos: Realidades Dialogantes (2008), Gramma (Cinosargo, 2009), Carne (Groenlandia, España, 2011; Cinosargo, 2011), la traducción de Morgue y otros poemas del poeta alemán Gottfried Benn; y SOMA (México, 2012)
- Extraído de "MANICOMIO SUYAY - Revista de Política y Otras dudas" Julio - Octubre 2012. Año 1 N° 1.
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