por ELENA CABRERA
Extraído del libro ExperimentaclubLIMb0 - Proyecto iberoamericano de intercambio artístico y cooperación cultural (2009). Publicado con el título de “Si el estado se torna ciego, sordo y mudo habrá un discurso único”
Jorge Haro es un investigador, un hombre clásico, un caballero del sonido. Le interesa cuando la onda se hace luz y la música se comunica con lo material. Nacido en Buenos Aires, capital de Argentina, en 1963, se dedica también a dirigir el Fin del Mundo. Sí, a pesar de su delicadeza, Haro prepara un apocalipsis, del que también forma parte un Laboratorio de Investigaciones Multidisciplinarias de buenos aires, cuyas siglas, LIMb0, cede para el proyecto conjunto Experimentaclub LIMb0 que dirige junto a Javier Piñango.
¿Para qué necesitamos un encuentro de música experimental cuando se trata de un género tan difícil de comprender?
Para dar cuenta de un mundo amplio, complejo y fascinante. No se trata de comprender sino de tener una experiencia no reglamentada, sin estereotipos.
Pero esta música interesa sólo a unos pocos.
En relación a la palabra interés diría que los términos “poco” o “mucho” dependen de un sistema de valores y eso los relativiza. Las actividades ligadas al arte sonoro y la música experimental en muchos casos orbitan el mundo del arte contemporáneo, es decir, no son populares pero tampoco son necesariamente un ghetto. Los espacios de representación suelen ser los del circuito del arte (museos, centros culturales, espacios públicos, etc.) y tienen público, lo que sucede es que los medios de comunicación, por lo general, tienen poco o ningún interés en difundirlas (por desconocimiento, intereses económicos o por desidia), lo que hace que, a nivel mediático, la acción sea casi invisible.
A mí me parece que “arte sonoro” es una etiqueta poco sugerente. ¿De qué otra manera se le podría llamar para que no parezca aburrido y un neófito se anime a aventurarse en ese terreno?
A mi me gusta mucho la etiqueta arte sonoro. Es amplia y profunda. Además implica la idea de intermedia y de hacer interdisciplinario. Los humanos somos los que le sumamos aburrimiento a las cosas. Yo no trabajo para que la gente no se aburra. Sería muy pretencioso de mi parte y además no me parece justo privarnos de esa sensación tan humana. Nos podemos aburrir con arte sonoro, música pop, Bach o al respirar cada día.
¿Tú mismo te aburres en algún concierto?
¡Claro que si! No encuentro ningún problema en eso.
¿Qué le preguntarías a un espectador, aburrido o extasiado, tras un concierto de Experimentaclub LIMb0?
En general no pregunto, prefiero escuchar. Suele haber comentarios interesantes y otras veces no se dice nada. Me interesa cuando esto último sucede porque estas propuestas, como la mayoría de la música instrumental de concierto, son difíciles de verbalizar. La experimentación en un concierto de Experimentaclub LIMb0 no es patrimonio del que propone o propaga sino también del que escucha y experimenta con sus sentidos, buscando nuevas formas de percepción que alteren el proceso cognitivo.
Una parte importante de la programación de Experimentaclub LIMb0 es audiovisual. ¿Qué es ser audiovisual en el 2010?
Ser audiovisual o interdisciplinario no es nada nuevo. La idea de intermedia, de un cruce entre los medios expresivos y de producción, fue esbozada por Dick Higgins -un artista Fluxus- en la década del 60. Está claro entonces que “lo que cruza” domina el hacer artístico contemporáneo. Es habitual que artistas que vienen del sonido produzcan sus videos, diseñen sus páginas web, etc. O que artistas formados visualmente “pinchen” música o monten instalaciones sonoras. Esto ya está absolutamente incorporado, es parte de la praxis contemporánea.
¿Dónde crees que están sucediendo los cambios más arriesgados en la música experimental latinoamericana?
Quedé muy impresionado con algunos artistas peruanos, el caso de Christian Gallarreta, César Gabriel Castillo Agüero, Rolando Apolo, Paruro, Wider González Agreda. Gente que trabaja con software libre, circuit bending, desechos tecnológicos y que ocupa las calles para hacer música experimental. Encontramos escenas arriesgadas en distintos países (México, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador, etc.) Desde mi punto de vista un cambio muy importante es que se han vencido viejos prejuicios y, hoy por hoy, conviven autodidactas con académicos, jóvenes y consagrados donde lo interdisciplinario cruza el horizonte hacia un universo de
heterogeneidad.
¿Dónde hay una mayor parálisis?
En los países más postergados, social y económicamente. Aquellos que han sufrido dictaduras largas y penosas, vaciamiento económico, sometimiento..., esto último le compete a gran parte de América Latina pero en algunos países ha sido más devastador que en otros. De todas formas, siempre hay alguien trabajando por aislado que esté. Es curioso, hay artistas que desde un contexto de mucha precariedad llegan a resultados similares a los que tienen acceso irrestricto a los medios de producción más sofisticados y a la información. ¿Por qué será?
...
¿Has reflexionado sobre cuál es la mejor manera de contar la experiencia iberoamericana al mundo? ¿No ha de ir la transmisión de la música unida a la explicación de la cultura y la historia de su ciudad o su país?
Hay cosas que no son necesarias de explicar porque son propias de la cultura que las ha generado y eso hace la diferencia, es su valor agregado. Entiendo que más allá de lo universal que pueda ser el discurso del arte sonoro y la música experimental hay perfiles artísticos propios, localizados, que son producto de haber vivido, respirado, comido, odiado y amado en una ciudad, país o región. Partiendo de esto, creemos que la mejor manera de contar la experiencia iberoamericana en otras partes del mundo es a partir de la difusión de obras, conferencias, talleres o publicaciones.
¿Existen diferentes velocidades en los distintos países que participan en Experimentaclub LIMb0?
Está claro que hay una relación directa entre grandes urbes, población y producción. En este sentido hay un eje de norte a sur integrado por Ciudad de México, San Pablo y Buenos Aires. Pero también he encontrado mucho interés y actividad en Bogotá y en Lima, lo mismo que en ciudades más pequeñas como Valparaíso o Manizales.
¿Cómo funciona el underground en latinoamérica? ¿Hay redes de creadores, de intercambio de música?
A mi no me gusta mucho la palabra underground porque está un tanto pasada de moda y es confusa. Además, ¡hay tanto mainstream con etiqueta underground en la industria cultural!
Es que en España la hemos vuelto a poner de moda, quizás como reacción a la etiqueta independiente, que ya no significa nada.
Creo que en Latinoamérica hay muchos artistas que buscan alternativas para gestionar su obra pero sin dejar de tener en cuenta lo institucional, como así también el sótano oscuro que románticamente se relaciona con el underground. Creo que actualmente todo está mezclado y que lo que antes entendíamos como underground hoy es, claramente, autogestión. Hay muchos ejemplos de esto en Latinoamérica, el sello Aloardi en Lima, el ciclo Instantes Sonoros en Buenos Aires y un largo etcétera.
¿Cómo se entiende la cultura libre en Latinoamérica?
De una forma distinta a la de los países centrales. En Latinoamérica no solo se trata de control o de intereses económicos sino también de supervivencia. Por ejemplo: los net-labels latinoamericanos no solo difunden obra con licencias Creative Commons porque creen en la libre circulación de información, sino también porque es una forma de hacer visible, para América y el mundo, una producción que, por lo general, los países centrales niegan u omiten. Esto mismo les cabe a muchos países europeos como Portugal, Grecia, lo que eran los países del este y, en menor medida, España...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario