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viernes, 26 de octubre de 2018

JORGE HARO :. Hay artistas que desde la precariedad llegan a resultados similares a los que tienen acceso irrestricto a lo más sofisticado


por ELENA CABRERA
Extraído del libro ExperimentaclubLIMb0 - Proyecto iberoamericano de intercambio artístico y cooperación cultural (2009). Publicado con el título de “Si el estado se torna ciego, sordo y mudo habrá un discurso único”

Jorge Haro es un investigador, un hombre clásico, un caballero del sonido. Le interesa cuando la onda se hace luz y la música se comunica con lo material. Nacido en Buenos Aires, capital de Argentina, en 1963, se dedica también a dirigir el Fin del Mundo. Sí, a pesar de su delicadeza, Haro prepara un apocalipsis, del que también forma parte un Laboratorio de Investigaciones Multidisciplinarias de buenos aires, cuyas siglas, LIMb0, cede para el proyecto conjunto Experimentaclub LIMb0 que dirige junto a Javier Piñango.

¿Para qué necesitamos un encuentro de música experimental cuando se trata de un género tan difícil de comprender?
Para dar cuenta de un mundo amplio, complejo y fascinante. No se trata de comprender sino de tener una experiencia no reglamentada, sin estereotipos.

Pero esta música interesa sólo a unos pocos.
En relación a la palabra interés diría que los términos “poco” o “mucho” dependen de un sistema de valores y eso los relativiza. Las actividades ligadas al arte sonoro y la música experimental en muchos casos orbitan el mundo del arte contemporáneo, es decir, no son populares pero tampoco son necesariamente un ghetto. Los espacios de representación suelen ser los del circuito del arte (museos, centros culturales, espacios públicos, etc.) y tienen público, lo que sucede es que los medios de comunicación, por lo general, tienen poco o ningún interés en difundirlas (por desconocimiento, intereses económicos o por desidia), lo que hace que, a nivel mediático, la acción sea casi invisible.

A mí me parece que “arte sonoro” es una etiqueta poco sugerente. ¿De qué otra manera se le podría llamar para que no parezca aburrido y un neófito se anime a aventurarse en ese terreno?
A mi me gusta mucho la etiqueta arte sonoro. Es amplia y profunda. Además implica la idea de intermedia y de hacer interdisciplinario. Los humanos somos los que le sumamos aburrimiento a las cosas. Yo no trabajo para que la gente no se aburra. Sería muy pretencioso de mi parte y además no me parece justo privarnos de esa sensación tan humana. Nos podemos aburrir con arte sonoro, música pop, Bach o al respirar cada día.

¿Tú mismo te aburres en algún concierto?
¡Claro que si! No encuentro ningún problema en eso.

¿Qué le preguntarías a un espectador, aburrido o extasiado, tras un concierto de Experimentaclub LIMb0?
En general no pregunto, prefiero escuchar. Suele haber comentarios interesantes y otras veces no se dice nada. Me interesa cuando esto último sucede porque estas propuestas, como la mayoría de la música instrumental de concierto, son difíciles de verbalizar. La experimentación en un concierto de Experimentaclub LIMb0 no es patrimonio del que propone o propaga sino también del que escucha y experimenta con sus sentidos, buscando nuevas formas de percepción que alteren el proceso cognitivo.

Una parte importante de la programación de Experimentaclub LIMb0 es audiovisual. ¿Qué es ser audiovisual en el 2010?
Ser audiovisual o interdisciplinario no es nada nuevo. La idea de intermedia, de un cruce entre los medios expresivos y de producción, fue esbozada por Dick Higgins -un artista Fluxus- en la década del 60. Está claro entonces que “lo que cruza” domina el hacer artístico contemporáneo. Es habitual que artistas que vienen del sonido produzcan sus videos, diseñen sus páginas web, etc. O que artistas formados visualmente “pinchen” música o monten instalaciones sonoras. Esto ya está absolutamente incorporado, es parte de la praxis contemporánea.

¿Dónde crees que están sucediendo los cambios más arriesgados en la música experimental latinoamericana?
Quedé muy impresionado con algunos artistas peruanos, el caso de Christian Gallarreta, César Gabriel Castillo Agüero, Rolando Apolo, Paruro, Wider González Agreda. Gente que trabaja con software libre, circuit bending, desechos tecnológicos y que ocupa las calles para hacer música experimental. Encontramos escenas arriesgadas en distintos países (México, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador, etc.) Desde mi punto de vista un cambio muy importante es que se han vencido viejos prejuicios y, hoy por hoy, conviven autodidactas con académicos, jóvenes y consagrados donde lo interdisciplinario cruza el horizonte hacia un universo de
heterogeneidad.

¿Dónde hay una mayor parálisis?
En los países más postergados, social y económicamente. Aquellos que han sufrido dictaduras largas y penosas, vaciamiento económico, sometimiento..., esto último le compete a gran parte de América Latina pero en algunos países ha sido más devastador que en otros. De todas formas, siempre hay alguien trabajando por aislado que esté. Es curioso, hay artistas que desde un contexto de mucha precariedad llegan a resultados similares a los que tienen acceso irrestricto a los medios de producción más sofisticados y a la información. ¿Por qué será?

...

¿Has reflexionado sobre cuál es la mejor manera de contar la experiencia iberoamericana al mundo? ¿No ha de ir la transmisión de la música unida a la explicación de la cultura y la historia de su ciudad o su país? 
Hay cosas que no son necesarias de explicar porque son propias de la cultura que las ha generado y eso hace la diferencia, es su valor agregado. Entiendo que más allá de lo universal que pueda ser el discurso del arte sonoro y la música experimental hay perfiles artísticos propios, localizados, que son producto de haber vivido, respirado, comido, odiado y amado en una ciudad, país o región. Partiendo de esto, creemos que la mejor manera de contar la experiencia iberoamericana en otras partes del mundo es a partir de la difusión de obras, conferencias, talleres o publicaciones.


¿Existen diferentes velocidades en los distintos países que participan en Experimentaclub LIMb0?
Está claro que hay una relación directa entre grandes urbes, población y producción. En este sentido hay un eje de norte a sur integrado por Ciudad de México, San Pablo y Buenos Aires. Pero también he encontrado mucho interés y actividad en Bogotá y en Lima, lo mismo que en ciudades más pequeñas como Valparaíso o Manizales.

¿Cómo funciona el underground en latinoamérica? ¿Hay redes de creadores, de intercambio de música? 
A mi no me gusta mucho la palabra underground porque está un tanto pasada de moda y es confusa. Además, ¡hay tanto mainstream con etiqueta underground en la industria cultural!

Es que en España la hemos vuelto a poner de moda, quizás como reacción a la etiqueta independiente, que ya no significa nada.
Creo que en Latinoamérica hay muchos artistas que buscan alternativas para gestionar su obra pero sin dejar de tener en cuenta lo institucional, como así también el sótano oscuro que románticamente se relaciona con el underground. Creo que actualmente todo está mezclado y que lo que antes entendíamos como underground hoy es, claramente, autogestión. Hay muchos ejemplos de esto en Latinoamérica, el sello Aloardi en Lima, el ciclo Instantes Sonoros en Buenos Aires y un largo etcétera.

¿Cómo se entiende la cultura libre en Latinoamérica? 
De una forma distinta a la de los países centrales. En Latinoamérica no solo se trata de control o de intereses económicos sino también de supervivencia. Por ejemplo: los net-labels latinoamericanos no solo difunden obra con licencias Creative Commons porque creen en la libre circulación de información, sino también porque es una forma de hacer visible, para América y el mundo, una producción que, por lo general, los países centrales niegan u omiten. Esto mismo les cabe a muchos países europeos como Portugal, Grecia, lo que eran los países del este y, en menor medida, España...


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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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