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sábado, 27 de marzo de 2021

UNA CONVERSA CON LUIS ALVARADO DE BUH RECORDS :. Para mí Yma Sumac es muy de vanguardia. Lo experimental hoy es un activismo contra lo hegemónico.



Luis Alvarado (1980) es uno de los difusores y promotores de la música alterna experimental más connotados del país. Hizo sus pininos allá por el 2004 editando en CDR samplers y discos en los que reunía eclécticamente bandas consagradas al indie, Callahan o Godinez, con díscolos del sonido como Tica o Retrasados de Hojalata. Muchas lunas han pasado desde ese inicio y Buh Records, su nave nodriza, ha producido colecciones, documentales y el propio Luis era el culpable, en tiempos pre-pandemia, del Festival Integraciones, cortesía de la Fundación Telefónica. Charlamos un poco con él sobre su visión de la música, sus referentes y otras disquisiciones. 


¿Qué recuerdos de los inicios con Buh Records allá por el 2004 cuando armabas tus discos en CDR y compilados indie rock?

Pues, los dos primeros títulos de Buh Records tenían alguna conexión con el indie rock pero no eran exclusivamente de indie rock, de hecho el primero Vamos a ser felices, era algo bien híbrido entre cosas de formato canción y cosas totalmente ruidistas y experimentales, es un disco que me gusta escuchar, creo que define bien todo el espíritu de lo que ha sido Buh Records en adelante. Espero seguir publicando más bandas de rock.  

¿Volverá el fanzine Autobús? Mucha substancia tenía y hartos colaboradores. Hoy con tanta ausencia de periodismo musical sería exquisito.

Volverá seguro, el periodismo musical siempre está en mi línea de interés principal, de hecho nunca dejé de escribir, en mis reediciones siempre escribo las notas, aprovecho para hacer una investigación y me doy el espacio para publicarlas. Pero claro, una revista es otra cosa y es algo que quisiera retomar pronto.

De alguna forma el nuevo proyecto que voy a lanzar Centro del sonido, un archivo digital de arte sonoro y música experimental peruana, tiene que ver con eso, es una nueva plataforma de difusión también.   

¿Cuáles son los discos peruanos que destacarías en estos 21 años que van del siglo?

Más que de discos pienso en artistas como Ale Hop, Pauchi Sasaki, Cao, ahora último M. Caye Castagnetto, todo lo que hacía Jardín, Tomás Tello, Montibus Communitas (qué grandes que eran!!) y de los más jóvenes Sergio Díaz de Rojas, Paundra y mucho más, sin duda, pero creo que todos los mencionados tienen un concepto y una idea muy clara de hacer de la grabación algo realmente muy especial, más allá de tener menos o más recursos creo que hay buenas ideas de explorar las posibilidades al grabar.  

¿Cuál ha sido el proyecto que más te ha costado trabajo concretar y el que más satisfacción te ha dado?

Todos los discos que publico me dan trabajo, quizá lo más complejo últimamente han sido estas nuevas reediciones de Walter Smetak, un artista suizo que vivió en Brasil y fue producido por Caetano Veloso, ha sido un proyecto muy demandante pero ha sido muy especial por el artista que es Smetak por lo que representa su legado. Después, sin duda lo de Salón Dadá tomó mucho tiempo pero he quedado muy contento, creo que es uno de los trabajos de los que me siento más orgulloso haber sacado adelante.

¿Quién o quiénes crees que ejemplifican por su trabajo e influencia al músico o música experimental peruano/a?

Creo que hay distintos tipos de perfiles de músico peruano, no creo que haya un solo estilo. Si nos referimos a la escena experimental a mí me gusta como trabaja en general Ale Hop, creo que arriesga bastante, es temeraria y eso es especial, su música explora límites. Jardín también, quizá Jardín sea el artista para mí que más admiro dentro de ese universo de música experimental peruana, alguien totalmente consecuente, que sabe y entiende que la música es una disciplina, que implica aprender a dominar los recursos que utilizas, pero que también es algo del espíritu, que sabe tocar con lo que tiene a la mano, que puede alcanzar la absoluta genialidad y no importarle y seguir con su vida. Ya solo por su humildad es ejemplar y creo que ha influido directamente en muchos artistas peruanos, personalmente yo tengo a Jardín como una de mis principales motivaciones para sumergirme en este mundo.  




Contrario a lo que sucedía en otras latitudes donde la presencia de Delia Derbyshire, Pauline Oliveros, Daphne Oram y más coloreaban la música de avanzada en Perú y Latinoamérica el papel de la mujer creadora en esos años parece vacío. ¿Qué artistas destacarías o a qué crees que se deba ya que en otras expresiones las artistas trabajaron ampliamente? 

Bueno igual los casos que mencionas son una artista mujer trabajando en un contexto lleno de hombres. Creo que hay muchas artistas en Latinoamérica, lastimosamente poca información disponible, pero cada vez hay más reediciones. Puedo mencionar a Oksana Linde de Venezuela (de ella vengo trabajando un disco), Graciela Castillo de Argentina, Graciela Paradakivaides de Uruguay, Jocy de Olivera de Brasil, Jacqueline Nova de Colombia. En Perú tuvimos un caso singular de Pozzi Escot, que finalmente se nacionalizó norteamericana, pero su obra igual tiene una conexión con Perú importante. Pero después no sé, para mí Yma Sumac es muy de vanguardia, más allá que Vivanco le haga la música y la producción de Les Baxter, lo que Yma Sumac hacía con la voz es de otro planeta y creo que aun hay mucho que decir sobre ella.  

Siempre me comentas que en los 90 hubo otras escenas además de Crisálida Sónica que apostaron por un sonido diferente o iconoclasta. ¿Puedes contar al público del blog sobre ellos y las diferencias y congruencias que destacas entre esas movidas y Crisálida?

Siempre hubo música diferente e iconoclasta en Lima, en los 90s creo que hubo una serie de manifestaciones derivadas del rock hacia formas más abstractas, si se quiere o más libres. Tu ves eso en Crisalida Sónica, que parten de la psicodelia y el shoegaze hacia cosas más abstractas de drone y electrónica experimental, ocurre un camino similar con la gente asociada a los compilatorios Estudios Embriológicos de Deformaciones o Infamia, muchos de ellos venían también del metal o el grindcore y derivan en música industrial, ambient o gabber, hubo conciertos compartidos, así que yo lo veo todo como un mismo clima y búsquedas afines, seguro había diferencias, pero creo que expresan cada uno las tendencias que se hacen visibles en el underground internacional en los 90s.

Hablando del reciente compilado peruano en Unexplained Sounds me decías que el contexto lo es todo y que si no tomamos en cuenta los contextos todo puede ser todo. ¿Qué músicos para ti merecen el mote de experimental tras tantos años después de las evoluciones de Mr. John Cage?

Me refería a que el término música experimental se ha vuelto una categoría muy amplia, en la que cabe todo lo que uno relaciona a un sonido no convencional o extraño, sin embargo hay cosas que a veces ya son un estilo o un género. Es una conversación complicada siempre, pero en todo caso, aún creo que lo experimental es una categoría de la que aun podemos esperar situaciones límite, de crisis de un género, que nos haga ver cosas a las que no estábamos prestando atención. Experimental me parece lo que hace gente como Paola Torres, lo que hace Christian Galarreta con sus composiciones con piano recientemente, o lo que hace Jaime Oliver con sus instrumentos y sus piezas. Quizá me animo a creer que lo experimental uno lo encuentra más en proyectos que son investigaciones en la naturaleza del sonido, que es algo más que sólo música, sino más bien ideas de cómo hacer las cosas. En ese sentido lo experimental es también un activismo contra hegemónico ya no sólo por oponerse a un tipo de sonido o música, sino por oponerse a un tipo de forma de entender una cadena de la música, y esta viene desde los instrumentos que se usan, que se compran, la forma que se tocan, los lugares que se tocan, etc. No es que no podamos seguir trabajando con la cadena habitual de la música, pero hay que tener una conciencia de que esa cadena, incluso la misma que vemos en el mundo de las músicas no convencionales, se rige por ciertos patrones, muchas veces excluyentes.  

¿Difusión o Gentrificación?

Tiene que ver con lo que te digo, la cadena de la música esta edificada con valores muy excluyentes, y contra eso es que tenemos que hacer el alto.

Planes futuros.

Creo que vivo en el futuro actualmente, y vengo desarrollando muchos de los planes que tenía en mente hace tiempo, como el lanzamiento de Centro del sonido, un archivo digital de arte sonoro y música experimental peruana. He iniciado una colección nueva en Buh Records dedicada a la música amazónica que es algo que me abre a todo un mundo y me siento muy contento con todo eso. También vienen muchas ediciones vinculadas al rock subterráneo, digamos los artistas más marginales del rock subterráneo. Y así hay una lista enorme de cosas que están por salir. Estoy recopilando muchos de mis artículos y ensayos, pues quiero publicar un libro sobre músicas no convencionales en el Perú. Ojalá eso se logre en otro futuro cercano.


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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

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