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martes, 16 de noviembre de 2021

El crimen formó a España y Abya Yala fue una de sus víctimas / España no conquistó América

POR HÉCTOR BÉJAR


España no existía aún ni como nación ni como identidad nacional en el siglo XVI y los pueblos de la península ibérica (tierra de los hebreos) solo se habían conglomerado forzadamente bajo la hegemonía guerrera castellana y aragonesa, cuando conquistó América. Construyó su identidad nacional a lo largo de un período muy largo de conflictos, intrigas, guerras, persecuciones, despojos, conversiones y reconversiones religiosas. Se sucedieron las utopías – proyectos de los reyes católicos para unificar el país y el proyecto – utopía de Carlos V de integrarla a un imperio cristiano universal. Nada de eso fue logrado completamente. Todo se hizo al costo de sepultar en el subconsciente colectivo sus componentes árabes, judíos y africanos. Para ser una personalidad cultural, España negaba su origen árabe, el aporte judío y la presencia mudéjar; y los americanos heredamos los genes culturales y psicológicos de esa autonegación y discriminación incorporándolos a nuestra manera de ser nacional. 

Aun así, apenas terminado el despojo de musulmanes de origen árabe y bereber (llamaban así al origen “bárbaro” no identificado), judíos, comunidades libres y disidentes, acalladas las protestas en nombre de la unificación cristiana, los peninsulares tuvieron que aceptar, luego de ser aplastadas en sangre sus protestas, a otro grupo dominante: la Casa de Austria. Su economía quedó subordinada a Flandes, su política a Viena y su religión a Roma. No fuimos explotados por un imperio sino por la provincia de un imperio. 

La potencia dominante no fue España sino la Austria de los  Habsburgo y los aprovechadores finales fueron sus banqueros. Otra ironía de la historia: en gran parte judíos. Los feroces saqueadores que vinieron a estas tierras no fueron españoles sino castellanos y extremeños pobres, africanos traídos a la fuerza, moriscos, todos excluidos en su país de origen que pronto tuvieron que ceder el paso a burocracias subordinadas a Valladolid y Viena. Apenas ellos pusieron el pie en América, sus señores hicieron a un lado en el uso del botín americano a sus aliados aragoneses y catalanes, comerciantes y cultos.

No somos, en consecuencia, hijos de España sino de un problema que los pueblos de la península ibérica lograron resolver solo en parte por medio de la violencia, la represión y la autorepresión, cientos de años después del saqueo de América; este problema se mantuvo latente en el paso de los Austrias a los Borbones, la invasión napoleónica, las cortes de Cádiz y la guerra civil entre republicanos y falangistas. Somos hijos de un problema cultural, étnico e histórico, no de una identidad. 

Los tres siglos de Virreinato reflejaron las tensiones entre las tribus dominantes de la pequeña Europa en medio de los cuales la Casa de Austria debía mantener sus áreas de influencia. Allí no hubo guerras entre países sino entre clanes cuyos jefes justificaban sus intereses detrás de coartadas religiosas. La gloria guerrera y palaciega fue la cobertura de la traición y el crimen.

Pero aquellos conflictos no se trasladaron aquí en forma de otros conflictos similares; sino como una cultura encarcelada y reprimida respecto de los competidores comerciales ingleses y de los enemigos religiosos protestantes, masones y librepensadores. Se creó así una cultura de hipocresía y media voz que persiste hasta hoy en nuestros países. 


CADA IDENTIDAD EUROPEA FUE LA PROYECCIÓN DE UN CLAN porque cada Estado en formación era propiedad de una familia. La pregunta es: si esto era así ¿qué hizo considerar bárbaros a los africanos y americanos que practicaban las mismas costumbres aunque en dimensión menor a los europeos? Hay dos respuestas. En primer lugar está el discurso de los vencedores que siempre oculta o distorsiona el de los vencidos. En segundo lugar, el poder del lenguaje escrito y del arte que ayudaron a llenar de solemnidad las  peores historias de sangre santificándolas e inyectándoles gloria. Si bien las vidas de Enrique VIII, Alejandro VI, Juana la Loca y otros pErsonajes fueeron tragedias humanas, Shakespeare, Velásquez y otros artistas los rodearon de colores, formas y poesía. Lo mismo había hecho antes Virgilio con los césares. ¿Por qué existieron estos artistas en Europa y no en otras partes del mundo? En Europa fue un arte de representación financiado por los grupos dominantes para su solaz pero también para su afirmación ante el resto de la sociedad. ¿Cómo imaginarse a Velásquez sin la corte de Carlos V, a Miguel Ángel sin los Medici? La combinación de una necesidad de legitimación, ciertos avances técnicos como el óleo y el fresco y el financiamiento de reyes y banqueros produjeron el Renacimiento, tanto como el mercado burgués produjo el arte del siglo XX. Estos factores no existían en otras partes del mundo, existían otros que dieron lugar a otras expresiones artísticas que no se universalizaron  como la cultura europea porque no hubo barcos asiáticos dando vueltas por el mundo.

LA UNIDAD HISPANA NO EXISTIÓ, FUE LA DOMINACIÓN DE LOS CASTELLANOS SOBRE LOS PUEBLOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. El milagro de unidad hispana al que alude Víctor Andrés Belaunde en su ya citada «Peruanidad», no existió porque tenía que excluir a los árabes, los judíos, los bereberes a causa del factor religioso; y porque debía rivalizar con los otros clanes y las otras tribus europeas. Y mantener reprimidas a sus propias nacionalidades vascas, gallegas, catalanas, andaluzas. No  hubo unidad sino exclusión.


HÉCTOR BÉJAR
Historia del Perú para descontentos
2020

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barbarismos

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El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

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es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

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