Fernando Pinzás (1987) es tecladista de la banda synth-punk VARSOVIA además de periodista musical. Su interés por la contracultura y la música alterna se extiende hasta la movida subte y el punk rock de entes como Narcosis o G3. Ha escrito sendas biografías sobre Dolores Delirio e Insumisión en la memorable colección "CIELO ROCK. Una visita al panteón del rock peruano" (Contracultura, 2021). Hace poco revisamos una de sus contribuciones a la revista IDL intitulada "Rock en la Dictadura" donde recogía las voces de verdaderos astros de la escena under como Julio Incrédulo, conocido por los entes psicodélicos noventeros por su proyecto teatral 1+. Coincidimos con Pinzás algunas veces en las aulas de Comunicaciones de la UL y aunque los ánimos musicales nos deparan rumbos dispares está demás apuntar que en las épocas al uso, los contraculturales hemos de unir fuerzas e ideales en pos de la libertad genuina, contra los fascismos de todo pelambre.
Recuerdo que alguna vez coincidimos en un concierto con Wilmer Ruiz aka Wix y le comentabas que escuchabas CATERVAS de chibolo a los 12 años y que alucinabas. Cuéntanos, ¿cómo fueron tus inicios con la música alterna, cómo llegaste a estos sonidos, quiénes fueron tus fuentes para acceder a discos y bandas?
Gracias por recordar la anécdota. Debo haber escuchado a Catervas a los 14 quizás, cuando salió su primer CD que tuvo mucha rotación en radios. Era una época buena para el rock nacional (2000 - 2002), pues había espacio en radios, televisión y en medios escritos. Aunque en realidad, más que Catervas en ese momento escuchaba rock subte, punk rock, cosas así.
Creo que como a muchas personas de mi generación (soy de 1987), le agarré el gusto a la música, primero, por la radio. El nu metal y el punk melódico, aunque muchos no quieran admitirlo, marcó a los adolescentes de esa época que quería escuchar algo distinto a la salsa, la technocumbia o el reggaeton. También se escuchaba mucha música de los años 80, que era vista como algo ya del pasado, la música disco o cosas tipo Nirvana. The Offspring me encantó, por ejemplo. Fue el primer acercamiento de muchos de nosotros al punk rock. Pero luego quieres buscar más. En mi caso, siempre fue una necesidad de conocer y explorar en la música. Escuchar Doble 9 cambió mi perspectiva. Recuerdo la primera vez que escuché Black Sabbath en esa radio y me emocioné demasiado. En esos años, podías leer sobre algún artista pero escucharlo era complicado. No había Youtube, menos Spotify y la internet todavía no era tan accesible como ahora. Los discos originales eran caros y tenías que buscar alternativas piratas. No conocía gente de mi edad que escuchara música distinta, así que todo lo buscaba solo. Un programa fundamental fue Distorsión, de Pedro Cornejo. Con él muchos entendimos que la música no es solo escuchar sino aprender, es educación. Gracias a ese programa descubrí a Smiths, Siouxsie, Bauhaus, The Jam, Sex Pistols, The Doors, Joy Division y mucho más. Luego, ya una cosa va llevando a la otra: los conciertos subtes en el centro, gente con la que intercambias música en la universidad, blogs, revistas, fiestas under, Quilca, Salón Imperial, Casa Ida, el Directorio, Mao Bar y más.
¿Cómo se produce tu ingreso a Varsovia? ¿Qué te ha dejado esa experiencia?
En ese discurrir por la movida under de Lima, formé una banda llamada Televisión SS, que era punk rock con órgano eléctrico. Queríamos sonar un poco a Screamers, Reactors y bandas similares (Suicide no estaba tanto en mi radar en esa época). A medida que voy investigando y conversando de música, descubro el industrial, el techno, EBM, minimal synth y hasta el new wave. A mí me gustaba más el punk rock, pero empecé a interesarme por los sintetizadores. Era un mundo nuevo para mí. Era una forma de ser libre en la creación musical. Nunca fui un músico de gran habilidad técnica. Pero lo genial de un sintetizador es que te permite plasmar ideas, jugar con el azahar, soltar la creatividad sin necesidad de tener una gran técnica. Es un instrumento democrático pero, claro, lo tienes que estudiar y profundizar, pues sus posibilidades son infinitas. Entonces me conseguí un sintetizador y pude conocer a Dante Gonzales, quien cambió totalmente mi perspectiva de la música. Aprendí a profesionalizarme y a entender mejor la producción musical. Varsovia está en una suerte de stand by pues nuestra vocalista, Sheri Corleone, no vive en el Perú. Cada uno de nosotros estamos en otros proyectos musicales y personales pero somos amigos y no se descarta una gira o hasta nuevas grabaciones.
Escribiste una biografía dedicada a Leonardo Bacteria en el libro Cielo Rock. Lo recuerdo al loco siempre inconforme y jodiendo a todos cada vez que podía. ¿Qué te motiva que un ex músico reclutado por Bacteria como soporte -uno entre varios- se haya apropiado del nombre de INSUMISIÓN y publique tracks en onda fascista en un sello ad hoc?
Insumisión es Leonardo Bacteria y punto. Tengo entendido que los derechos sobre Insumisión le pertenecen a Farid Giha. Si alguien quiere hacer nueva música, pues que se busque otro alias. Hay que tener más respeto. De todas formas, ese Insumisión pirata es absolutamente intrascendente.
Esta onda del fascismo y los cholonazis no es nueva. Leyendo el libro de Héctor Béjar y otros sobre el tópico del fascismo comprobamos que siempre han estado ahí pululando en todos los ámbitos por lo que no es de sorprender que incluso en un reducto semi-clandestino como el de la movida experimental se produzcan tales deformaciones. ¿Qué soluciones o estrategias se te ocurren para resistir el ataque de los fachas en el poder con Dina Balearte?
Es un tema bastante complicado, sinceramente. Por un lado, no soy partidario de cancelar a nadie. Pero creo en la libertad, y soy libre de decidir a quién convocar a eventos o con quién no quiero tocar. Pienso que ese gran espacio al margen de la música comercial, llamado “underground” de manera general, convoca a gente de muchas ideas. Eso no debe cambiar. Pero hacer música no comercial (para ya no usar el término “under”) es un acto político, un acto de resistencia cultural. Es un acto contra el poder. Entonces, ahí sí me resulta un poco raro que gente que pueda tener posturas a favor de gobiernos represivos, dictatoriales o ideologías fascistas, machistas, racistas quiera entrar en esto. En estos momentos los artistas deben tomar posición. He visto, por ejemplo, que algunos han levantado la voz contra los Premios Luces de El Comercio. Como Varsovia hemos sido nominados a mejor disco del año. Pero en las redes hemos denunciado que no podemos avalar este tipo de premiaciones, viniendo de un diario que no ha entendido el valor de esta protesta popular. ¿Y los otros nominados? Les da igual, piden que voten por ellos. Lo mismo en otras escenas under como la postpunk, donde hay gente que hasta simpatiza con Fujimori. Creo que es un tema de falta de cultura, de falta de educación. Una movida under no es vestirse bacán, tomar, irte de fiesta, figuretear en redes sociales o caer en lo frívolo. Es pensar por uno mismo, de manera crítica.
¿Recuerdas en la Facultad al profesor de Periodismo Cultural, a la sazón Director de la revista “Somos”, Eduardo Lavado, cuando contó que llegó a proponer al directorio de El Comercio eliminar la sección Dominical pues era un gasto de papel y dinero? ¡Lo decía justamente el profesor/catedrático de Periodismo Cultural!
Recuerdo que llevamos ese curso juntos el 2008, pero sinceramente no recuerdo ese episodio. Lo que te puedo decir es que el periodismo cultural en el Perú requiere reinventarse. Estamos en una época sumamente difícil para el periodismo en general y, como sabes, en el Perú la cultura es la última rueda del coche. Tenemos producción cultural, pero los espacios son escasos. Tenemos pocos diarios, con una agenda política clara, las revistas han desaparecido y la televisión ni hablar. Hacer periodismo independiente y autogestionado es una labor loable, pero no muy rentable, lamentablemente. Y el periodismo es una profesión. Y, aún así, los medios digitales nos permiten crear contenidos interesantes a través de TikTok, podcast, videos, etc. Mira, en Chile, por ejemplo, el suplemento Culto de la Tercera tiene contenidos culturales de primer nivel. En el periodismo hay que saber contar buenas historias. Y ellos lo hacen muy bien. Creo que los medios digitales nos están dando una oportunidad para el periodismo cultural. Yo hace tiempo que colaboro ad honorem para algunos medios. Es difícil que te paguen, pero es que a uno le gusta también escribir, contar historias.
¿Qué tal tu pase por la política municipal hace muy poco?
Postulé a regidor municipal de Lince por Juntos por el Perú. Sinceramente, no fue algo que haya buscado o que estaba entre mis objetivos de vida. Simplemente se dio. Lo bueno: haber recorrido distintas partes del distrito, escuchar a los vecinos para conocer sus problemas, plantear proyectos culturales municipales. Mi objetivo era lograr que se hagan festivales de música en espacios abiertos, un poco como se hizo durante la gestión de Manuel Velarde en San Isidro. Hay una muy buena gestión cultural en Lince, por cierto, y espero que esto se mantenga. Otro evento muy importante fue conocer y escuchar a Daniel Jadue, alcalde e importante líder del Partido Comunista de Chile que habló, entre otros temas, de la organización popular para llegar al poder. Lo malo: los vicios de la política peruana. Si bien había gente muy valiosa, habían algunos que buscaban figurar, obtener poder, hacer una carrera política tomando como excusa el activismo ciudadano, que no escuchaban tus propuestas y solo te buscaban para hacer campaña o que entre risa y risa, te mentían. La lección que aprendí: no necesitas entrar a la política para generar cambios en tu entorno. Desde tu ámbito, como la cultura o la música, sí lo puedes hacer. Y quien te diga lo contrario es porque seguramente busca enriquecerse de la política.
¿Qué discos te rompieron el coco?
Si vamos por etapas, mencionaría el “We Sold our Soul for Rock and Roll” de Black Sabbath. Lo mejor de lo mejor de la época con Ozzy. Luego, full rock subte peruano: “Primera Dosis” de Narcosis, “Un nuevo enemigo” de G3, “Sentimiento de Agitación” de Eutanasia, “No puedo irme” y “Los días y las sombras” de Voz Propia. Después de eso, pondría “Chelsea Girl” de Nico, “Raw Power” de Stooges, “Once upon a Time” y, obviamente, “The Scream”, de Siouxsie. Ya en una etapa posterior, los primeros de Depeche Mode o el “Síntesis” de Aviador Dro. En realidad son muchos, pero estoy tratando de mencionar los primeros que se me vienen a la mente en distintas épocas de mi vida.
Los mejores conciertos en los que has estado:
No te mencionaría acá a artistas internacionales y grandes conciertos, sino más bien a eventos locales y chicos. Tal vez no tienen nada que ver con la línea musical de este blog, pero por ejemplo, recuerdo con mucha emoción el concierto de reunión de G3 del 2008. Los escuchaba de adolescente pero nunca pude verlos en vivo hasta esa fecha. Hubo un concierto de Dios Hastío el 2013 que fue super impactante a nivel de performance y sonido. De conciertos más grandes, te diría que Bauhaus en México el 2021 fue una buena experiencia. New Order y Ozzy Osbourne en Lima también fueron increíbles.
Planes futuros
Este año debo lanzar el álbum debut de Ballet Mecánico, mi proyecto como productor musical y compositor. Son una serie de canciones entre el techno pop, italo disco, dream pop y algo de electropunk con cantantes invitadas como Noelia Cabrera, Kat Kathia y Luminiscencia. Deben salir seguramente un par de videoclips. Lo otro es publicar el libro biográfico sobre Danai Höhne, que sería mi primer trabajo editorial. Si todo sigue el curso planeado, saldrá por la editorial chilena Pez en Espiral. Estoy seguro que dará que hablar porque es una investigación amplia de casi 4 años sobre esta figura casi legendaria que hizo canción latinoamericana y rock. Además, saldrá otro libro del mismo equipo editorial de “Cielo Rock” con varios artículos de música. Mi texto es una breve historia del pop rock en Trujillo. Hay rock and roll, mucha música disco, postpunk y hardcore punk.
Mil gracias por responder la entrevista Pinzás. Saludos desde el cono norte de Lima.
Gracias Wilder. Aunque hemos discrepado, y vamos a seguir discrepando, valoro mucho a las personas como tú que siguen haciendo música auténtica y abriendo espacios de difusión, en un país donde se valora lo superficial o se mide el éxito en términos económicos. Sigamos haciendo lo que más nos gusta. No estamos solos en esto.
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