Cosmic disco etéreo y minimal. Ideal para devotos de Manuel Göttsching, The Orb y Future Sound Of London.
Hay una historia larga y diversa de álbumes ambientales en formato extendido. Con "Principe Del Norte", Prins Thomas contribuye con un esfuerzo particularmente optimista a esta tradición, como una fiesta de baile larga y funky para uno. El productor noruego y entusiasta del “space-disco” ha preparado una grabación descomunal, con una duración de cuatro LP, con títulos de canciones que corresponden a sus respectivas caras de vinilo. El álbum nos adentra en una cueva de cristal de sintetizadores, donde las texturas moduladas brillan, palpitan y rumian. En definitiva, es una obra de nostalgia sonora, que busca revivir una era primitiva en la música electrónica.
Brian Eno una vez proclamó que la música ambiental debería ser "tan ignorable como interesante". El último esfuerzo de Prins Thomas lucha por encontrar este equilibrio, las canciones son demasiado animadas para ser ignoradas y la cascada de sintetizadores es positivamente fascinante. Ambient o no, "Principe Del Norte" rebosa de una calidez brillante y singular. Es un descarado regreso a las fronteras de la electrónica, una aventura épica a través de paisajes sonoros cristalizados. El álbum teje un tapiz caleidoscópico que siempre está floreciendo.
Thomas se reafirma como adorador de los míticos Can y de Tangerine Dream, pero también de KLF, Michael Rother y The Orb. El caso es que este álbum contiene nueve temas tan largos -entre ocho y catorce minutos- que sin duda saciará a sus muchos acólitos y, quizá, agotará a los que no lo son tanto. Sintetizado, psicodélico, progresivo y yonqui: te hará viajar por países pequeños y continentes grandes, sin necesidad de salir de debajo del edredón.
FUENTE: Internet
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