Más allá de los medios basura y sus replicantes de internet, lo grandioso de los tiempos de hoy es que si abrigas el prurito por conocer y explorar música, literatura, ciencias o lo que te venga en gana y visto que nada de ello en una sociedad cuartomundista como la peruana es difundido, pues tienes el auxilio invaluable de internet y diversas plataformas para acceder a conocimiento GRATIS. Aunque son pocos quienes la usen con este fin: los más pagan spotify para deleitarse con Bad Bunny, o se conectan en el bus para seguir la procesión del Señor de los Milagros, la Champions, sermones evangelistas o El Gran Chef. ¿Qué decían las "Misias pero Viajeras"? ¡Ja!
Los marxianos iconoclastas siempre han existido v.g. Heráclito, Guamán Poma, Novalis, Nietzsche, Vallejo, Cage, Sonic Boom... No es entonces de extrañar que siendo ya 2023 mentes y corazones oriundos de Huamanga - Ayacucho sean autores de una de los agujeros negros del año en la escena local. Se hace llamar QOA BOCK y hace un par de semanas publicó un álbum inscrito en las refulgentes coordenadas del IDM y el techno abstracto que lo transforma en eslabón imposible entre Vladislav Delay + Arovane + Autechre y la sacrosanta hoja de coca, el "Naves Sin Puertos" de SILVANIA y el mágico éter andino. "Qatqe", así intitula la tal gema, se yergue como una insolente declaración de que no hay vuelta atrás. De que pese a las argollas y silencios que impongan, la inventiva de la vanguardia habla por sí sola. Emana la verdad de la música, del sonido, sus voluptuosidades y para todos. ¡Qué poco importa si esto sale o no en las revistas y en los medios engaña hipsters! Como se avizoró al albor de lo posmo: "solo la música enferma hace dinero hoy".
Cuéntanos tu historial, cuantos años tienes a qué te dedicas
Mi nombre es Joaquin Bock Falconi, tengo 26 años, nací en la ciudad de Ayacucho, provengo de una familia donde el arte se vislumbra hasta en el acto más cotidiano, de ahí mi acercamiento, en especial a la música, camino que recorrí desde niño y luego fui profesionalizando el querer musical. En mi vida surgió un paréntesis importante, y fue mi acercamiento a los ritmos afroperuanos, no creo que por azares del destino estuve viviendo con mi madre en la meca del ritmo. Fue un detonante el desenvainar las yemas a la madera. Y fue catarsis de mil y una ocasiones. Estudié percusión en Lima y tuve grandes maestros, en tal caso, y creo necesario mencionar a mi maestro Marco Oliveros. Gran referente del cajón peruano. Quien me ayudó a entender y a sonsacar entre nuestros ricos patrones rítmicos.
Hoy me dedico al sonido, tengo un pequeño laboratorio en mi casa, donde los cacharros me acogen siempre con una buena polaridad. Estudio en el instituto tecnológico ‘’Orson Welles’’, voy cursando el cuarto ciclo y muy contento con lo aprendido, es un laburo que requiere siempre de mucho alcance tecnológico y sobre todo de mucha creatividad, ya que no hay un horizonte trazado, no hay una mezcla ideal, son sonidos y tales concebidos en distintos colores, texturas.
Además de ti y Brageiki ¿existen otros cultores de la música electrónica experimental y/o idm en Ayacucho?
Hay muchos talentos y grandes ideas que estoy seguro se visualizarán dentro de unos años, no vivo en Ayacucho hace buen tiempo y no ando de manera micrográfica como antes en la tierra. Sin embargo, artistas como Brageiki, Carlos Mancha tienen un gran aporte sonoro en cuanto al género.
¿Qué aparatos empleas hardware, software, apps, cómo has grabado "qatqe", a qué se debe el nombre del disco?
Qatqe es la connotación quechua hacia algo inconcluso, agrio o etéreo. El conjunto de canciones las compuse en pandemia, como muchos colegas, que tratamos de canalizar el sentir mediante consolas y extensiones musicales/cerebrales. Qatqe fue mi andar y catarsis.
El álbum fue concebido con pocos tracks, lo cual refuerza el pensamiento de que ‘’lo más simple es lo más bello’’, en donde busqué un espacio idóneo para cada oscilación y nunca soltando la cuerda de armonía y estabilidad sonora.
Las canciones las grabé en reaper, utilicé una tablet para programar mediante las apps Kaossilator, Qibird, G Stomper. Además utilicé algunos plugins insertos en la plataforma, tales son FM8 de native instruments, sintetizador fm y el pigments de Arturia.
La mezcla y masterización estuvo a cargo del genio Carlos Mancha. A quien agradezco de sobremanera por su tiempo y energía en el proceso.
¿Cómo es el movimiento cultural allá en Huamanga, cuál es la recepción del público hacia estas sonoridades?
Entre el año pasado y este año hubo un aumento significativo de conciertos y movidas culturales de toda índole. Como en todo lugar el encierro fue un factor extintor de la escena musical y de espectáculos. Hay mucha gente que conozco, que lomea por sacar lo mejor de nuestra tierra. Lo bueno justamente de estas promociones culturales, es que se invade la memoria colectiva y los hace más cercano a la escucha. El ayacuchano es muy enraizado a su música y recuerdos. El educar mediante el sonido es casi una labor invisible pero importantísima para cimentar nuevas expresiones. Ayacucho desde siempre fue cobija para todo arte.
Cuéntanos ¿qué discos te fulminaron el cerebro?
Hay varios discos que influyeron a mi escucha, Mar dulce y Presente de la banda argentina Bajofondo.
‘El que no corre, vuela’ de Ray Heredia. El ‘disintegration’ y ‘pornography’ de The cure. ‘Unknown pleasures’ de Joy division. ‘Samba Esquema novo’ de Jorge Ben Jor.
El disco homónimo de Quarteto Jobim Morelebaum. ‘Camino del cielo’ de Dúo Wayra. El ‘Autobahn’ de Kraftwerk. ‘Cromosomas Salvajes’ de Aviador Dro.
‘Alicia Maguiña y Carlos Hayre’ y toda la discografía de Gustavo Cerati en etapa solista. Colores Santos con Melero, Bocanada, Siempre es hoy. Una quemadera de cerebro.
¿Qué drogas además de la música recomiendas?
Especialmente una buena lectura, agua de mar, bicicleta y buen sueño.
Tu opinión sobre la escena indie ayacuchana y sobre la escena peruana en general.
Me alegra que Ayacucho surja en distintos ámbitos sonoros. He escuchado algunas bandas y a mi parecer, como toda banda o artista en un proceso único, están buscando un rumbo de frecuencias en el cual cimentar su legado. Estoy seguro que seguirán surgiendo nuevos valores y orgullo para todos mis paisanos. En cuanto a la escena peruana la noto mucho más profesional, la gente joven apuesta por la técnica y saber a todo costo que hay detrás del telón. Se quiera o no, existen técnicas y tecnologías para hacer más llevadero la tarea compositiva o producción de espectáculos. Y eso es un punto muy a favor de nuestra escena que ya se ha visto vulnerable en época de pandemia.
¿Por qué Qoa Bock?
Tengo muy encarnizada la conexión entre la música y la historia. Es un vínculo que mi padre construyó y formó en mi. El arqueólogo Federico Kauffmann Doig designa a Qoa como un felino volador, totalmente inmerso en la cosmovisión universal andina. Que es extendida a Paracas y Nazca. Al llamarme Joaquín, y como abreviatura Joa. Sentí que había donde reposar.
¿Cuales son tus expectativas para con este disco y tu proyecto? Planes futuros. Palabras finales...
Como decía Gustavo Cerati, una vez que el disco sale de nuestro estudio, ya no nos pertenece. Sin embargo espero que sea del agrado de la comunidad y que se sientan tan identificados como yo con los sonidos desenvueltos. Dando y aportando lo propio desde este rincón, para fortalecer y difundir cultura a todxs. El 2024 se publicará el álbum ‘’Pawanayki’’ de Brageiki en donde tengo el honor de aportar en la producción y grabación. Estaremos al tanto con ello.
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