Lo escuché tarde, a inicios del 98 ya, pero su resplandor fue tal que alcanzó a fundirse conmigo y mi concepto de cómo debería ser el mundo ideal que por ese entonces algunos buscábamos. R-Evolución Estelar y toda aquella pastrulada finisecular. Absolutamente distinto escuchar esta magia en una era sin smartphones, internet 24 x 7 y demás que después con tanto gadget y cultura digital presente hasta en los hospitales del estado. Mezclarlo con sampedro fue lo mejor que hicimos o tal vez lo peor. Markahuasi y los colegas lo saben. Sin embargo nos elevó tanto que luego la caída fue brutal también. SAW: tekno inteligente dictado por druidas del futuro para quitarnos la venda de los ojos de la mente. Ese imposible genio/canal, Richard D James, siguió mostrando la ruta. Usaba lo que sea, pedos y balbuceos infantiles inclusive. Y entonces el espíritu de los tiempos se fue y la innovación fue una miel de desquiciados perdedores buenos para nada. Y en esas estamos. Sobrellevando la vulgarización/banalización de ilustres utopías destruidas para venderte chatarra pasteurizada.
Los 90 sí fueron toda la vida. Y un disco como este no me permite ocultártelo.
Wilder Gonzales Agreda.
No existe un solo Aphex Twin, sino muchos. Eso se despendre de la poliédrica producción de un personaje precoz (este disco lo editó con tan solo 20 años), excéntrico (ha llegado a pinchar papel de lija en alguna de sus sesiones), ácrata (más de una vez se ha declarado desencantado de la industria musical independiente), con mucho sentido del humor (la portada y el videoclip de "Windowlicker" y, en definitiva, genial que ayudó a cimentar lo que posteriormente vendría a denominarse techno inteligente: aquella variante de la música electrónica surgida a prinncipios de los noventa, con marca de fábrica en el sello Warp, que estaba más pensada para ser escuchada que bailada, aunque esto último no fuese condición excluyente.
Entre la variada y numerosa discografía de Richard D James, este álbum es uno de los más "serios" en cuanto a producción y planteamiento, pero su valor esencial está en lo que ha significado para la evolución del género musical electrónico finisecular, adelantándose a lo que posteriormente facturarían gente como Plaid, Boards of Canada y demás adalides de los ritmos sintéticos y aletargados.
Avanzado para su tiempo -hay que reconocer que Aphex Twin siempre ha jugado en otra liga-, este disco de mal llamado ambient (lo poco que guarda de esa etiqueta es la presencia de melodías como hilo conductor de los temas) cuenta con acid house para ovejas eléctricas ("Pulsewidth"), downtempo apaisado con bajos tridimensionales ("Ageispolis"), guiños a Orbital ("Ptolemy"), electro-acid detroitiano de alto voltaje funk ("Green Calx"), breakbeat sinfónico ("Heliosphan"), hip hop cibernético ("We are the music makers") y excursiones por las pantanosas aguas del aislacionismo post-industrial ("Schottkey 7th Path"). La obra de uno de los grandes músicos de finales del siglo XX y de principios del XXI.
FEDE GUERRERO.
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