Susan Alcorn Lobato es una artista que ha explorado las posibilidades de la guitarra pedal steel fajándose en formaciones de free jazz como de neo folk, habiendo iniciado ruta en bandas de country y western. Reside en Baltimore, en el Atlántico Medio de Estados Unidos, y ha estado viajando a Chile para concretar su último opus "Canto" (Relative Pitch Records), a publicarse el próximo 10 de noviembre.
Plasmado en conjunción con el Septeto del Sur, informado por Luis "Totó" Alvarez (guitarra), la bajista Amanda Irarrazabal y los hermanos Claudio "Pájaro" Araya y Francisco "Pancho" Araya, "Canto" se levanta como su obra más lograda y sentida. Confluyen en ella experimentaciones en sintonía con Sun Ra y la música concreta así como vibraciones de protesta y folk tradicional intervenidos por estéticas experimentales. Un delicatessen que sabrán apreciar no solo los seguidores del arte sonoro sino, por sobre todo, aquellos tocados por gente como Víctor Jara, Mercedes Sosa, Violeta Parra, et al. Algarabía y utopías confluyen en CANTO, una declaración de avant folk para el mundo de hoy, ahíto de injusticias, mentiras y vejaciones milenarias.
¿Qué significa para ti crear y hacer música o, en otras palabras, por qué haces música hoy?
Para mí, y quizás para la mayoría de los músicos, hacer música es respirar, es sangre que fluye por las arterias, un corazón que late, y eso es lo que soy, para bien o para mal. La música es una forma de comunicar verdades profundas, y esto es algo que el mundo necesita hoy en día.
Cuéntanos brevemente tu trayectoria musical, qué estudios has realizado, desde cuándo empezaste en el mundo sonoro, ¿cómo descubriste a los compositores experimentales/free jazz, etc.?
A mis padres les encantaba la música clásica y de big band, y tenían muchos discos, así que estuve expuesto a eso cuando era niña. En cuanto a los estudios, inicialmente toqué la trompeta, pero mi educación musical formal llegó a su fin cuando tenía 14 años y me expulsaron de la banda de la escuela (sin ninguna buena razón, debería decir). Después de eso, dejé de tocar la trompeta y comencé a tocar la guitarra. Me encantaba la música pop de la época (mediados de los años 60) y el blues. Dos cosas: a altas horas de la noche escuché “Invocation to Om” de John Coltrane en una estación de radio clandestina. Además, el álbum de Frank Zappa “Freak Out” me presentó la música de Edgar Varèse. Todo eso finalmente llevó a Ornette Coleman, Sun Ra y Olivier Messiaen, entre otros.
Cuéntanos sobre tus raíces o ¿cómo es tu relación con Chile y su gente?
Creo que mi primera impresión de Chile, como alguien que vivía lejos, fue en septiembre de 1973. Yo era una activista de izquierda en la universidad y me horroricé por lo que vi en la televisión. A lo largo de los años aprendí sobre las luchas por la justicia social en toda América Latina. En 2003 volé a Chile para mejorar mi español y aprender todo lo que pudiera de su música folclórica en el espacio de un mes. Mientras estuve allí conocí a exiliados retornados, ex presos políticos y personas que habían perdido a familiares a causa de la dictadura de Pinochet. También descubrí la música de Víctor Jara y Violeta Parra, así como grupos como Illapu, Inti Illimani y Los Jaivas. Desde entonces soñaba con algún día viajar a Chile y grabar.
Además de Chile, ¿qué otras regiones o países has visitado?
He viajado bastante en mi vida musical (no gano suficiente dinero para tomar vacaciones). He estado en más de una docena de países europeos, Canadá, Nueva Zelanda, México, Argentina y Uruguay.
¿Cómo ha sido el proceso de creación de vuestro nuevo disco, CANTO? ¿Qué tan fácil o difícil es trabajar colectivamente? Imaginamos que las ideas fluirán mucho más rápido que componiendo en modo solista.
Para mí componer música es como dar a luz. Hay algo de dolor involucrado, pero amo cada pieza como si fuera mi propio hijo. Escribí y arreglé todas las piezas antes de irme a Chile. Los músicos tuvieron mucho tiempo de antemano para aprender sus partes, por lo que los ensayos transcurrieron bien y fueron un proceso de sentir colectivamente nuestro camino a través de la música. Había entusiasmo y un sentimiento de camaradería porque todos sentíamos que esto era, para bien o para mal, algo nuevo.
Además de la música, ¿qué otras actividades realizas o la música folk free jazz paga las cuentas?
Durante los últimos años, he sobrevivido gracias a la música que hago, complementada con una pequeña pensión de mis años como maestro de escuela y de la seguridad social. Nunca podría haber viajado a Chile sin algún tipo de asistencia financiera.
¿Qué álbumes tienes en tu escritorio o estás escuchando recientemente? ¿Podrías recomendarlos a los lectores del blog?
Soy una gran admiradora de Illapu, son músicos que, como decimos en inglés, “Walk the walk”, es decir, se mantienen fieles a sus ideales. He estado escuchando “30 años del Regreso” de Illapu. También Silvio Rodríguez y Manuel García. También he estado escuchando el álbum más antiguo de Sun Ra, “Angels and Demons at Play” y “More Touch”, un álbum reciente de la brillante vibrafonista de free jazz Patricia Brennan.
De todo tu catálogo, aparte de CANTO, ¿qué otro disco nos recomiendas para introducir tu música y visión?
Aparte de CANTO, probablemente recomendaría el disco anterior, “Pedernal”, grabado con músicos de free jazz en Nueva York. El otro sería “Soledad”, un álbum solista de interpretaciones e improvisaciones sobre la música de Astor Piazzolla.
Planes de futuro y palabras finales.
El futuro nunca es seguro para nada, pero me gustaría hacer algo más con la música de este álbum y Septeto del Sur, con suerte hacer una gira por Sudamérica y Estados Unidos. Como la mayoría de los músicos, intento ampliar mis horizontes. Actualmente estoy trabajando en un álbum solista de música de Olivier Messiaen.
Muchas gracias por la entrevista Susan, saludos desde el cono norte de Lima.
Y para Usted. Saludos desde Baltimore en el Atlántico Medio de Estados Unidos hasta el cono norte de Lima. Algún día, tal vez las estrellas se alineen y visitaré Lima.